3/18/2006

De buena tinta...

Y continúan saliendo escritos muy interesantes desde las oficina de redacción del imperio Ferré-Rangel, hmmm.

Perspectiva

A la deriva

Viernes, 17 de marzo de 2006

Por Carlos D'Alzina Guillermety
Ex director Editorial de la UPR

El pasado siete de marzo, el Directorio del PNP expulsó a dos prominentes miembros de dicha colectividad por traicionar los principios del partido y tratar de manchar la reputación del Presidente de la Cámara de Representantes.

La reacción de los expulsados ha sido, en algunos casos, la de una aparente despreocupación, intentar dar lecciones de historia de la democracia norteamericana y hasta sugerir la posible fundación de un nuevo partido sin considerar nuestra historia política. Estos comportamientos demuestran que los distinguidos senadores no han asimilado seriamente el alcance de la decisión tomada por el órgano rector del PNP.

Aquí la vida política se mueve en virtud de los principios personalistas de la España decimonónica: el “leader” o presidente de la colectividad es el que impone el devenir ideológico y político de la misma. Aquellos que chocan con el “leader” y no prevalecen sólo les quedan dos cosas: el abandono de la vida pública o la fundación de un nuevo partido. Basten como ejemplo los enfrentamientos entre Barbosa y Muñoz Rivera, Antonio R. Barceló y Muñoz Marín, García Méndez y Luis A. Ferré, Rubén Berríos y Concepción de Gracia y entre Romero Barceló y Hernán Padilla para entender de lo que estamos hablando.

El paralelismo que el senador Parga quiere establecer sobre las posiciones encontradas del Ejecutivo y Legislativo en los EE.UU. respecto al manejo de los principales puertos estadounidenses por una empresa árabe y lo que sucediera en el PNP es forzado. Más gracioso que tilde los procesos ejecutados por el Directorio del PNP como antidemocráticos. Algunos recuerdan cómo le pasó la apisonadora a Georgie Navarro cuando corrió para presidente de la Juventud del PER con estilos propios de “Il Duce”. Nada, cualquier parecido con Huey P. Long es pura coincidencia.

De igual manera sorprenden las actitudes del senador McClintock. Este lo único que pretende es sostenerse en la presidencia del Senado a cualquier precio, sin importarle las consecuencias de sus actos, ni su ideal. Ya el senador popular Dalmau ha advertido públicamente que de expulsarse otro miembro del PNP en el Senado, no se podría hablar de una mayoría progresista en este Cuerpo, por lo que se ha atrevido a sugerir que se entraría en un periodo parecido al de Viera Martínez-Colberg Toro en la década de los ochenta. En otras palabras, de McClintock no aceptar estos términos, finalizaría el respaldo que le ha dado el PPD y, con esto, su presidencia.

Lo cierto de todo es que McKClintock, Parga y los restantes tres senadores disidentes son los que se conocen en el argot cinematográfico como actores de reparto. Nadie en Puerto Rico visualiza a alguno de estos senadores como potenciales candidatos a la gobernación y mucho menos con el liderato y recursos necesarios para fundar un partido atractivo a las masas. Aspirar a un escaño bajo la insignia de candidatura independiente es un suicidio político. Más cuesta arriba sería poner las esperanzas en que haya un supuesto cambio en la presidencia del PNP y que el nuevo presidente les indulte por las acciones cometidas.

En definitiva, están a la deriva. Habrá que seguir qué acciones habrán de tomar los senadores que fueron censurados y no expulsados del PNP. Después de todo, en política es como dice el versículo bíblico, “piel por piel, todo dará el hombre por retener su vida”.

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