"La Dolorosa"

Planilla Day

Jorge Pérez-Renta
Escritor, periodista y guionista de televisión

Con el ceño fruncido y el bolsillo roto, conmemoramos la llegada del Planilla Day. Según el sufrimiento heredado de Marta Romero y Johanna Rosaly, otra vez protagonizamos la misma telenovela. Cargados de sobres, papeles, culpas y recelos, enfrentamos al ejército de ponchadores de Hacienda para recibir la marca de tinta que nos acredita como viles pagadores de impuestos.

Igual que sucede con los huracanes y los velorios, nada nos hermana más en la desdicha que este día miserable. Las letanías en honor de “la Dolorosa” son inacabables.

Este año, el rosario de penas se multiplica con los sangrantes estigmas del IVU, que de seguro mostraremos a cuantos se nos crucen en el trayecto hasta el calvario de Covadonga.

Que me parten por el medio. Que ni con la IRA me salvo. Que el año que viene me compro casa y carro, a ver si Dios quiere. Ay, ¡cuántas quejas!

Y con razón, si cada día resulta más caro vivir en un país que nos ofrece menos. Entre esquivar los boquetes de las carreteras, eludir las balas perdidas y soportar a los mediocres, Hacienda debería pagarnos, y mucho.

Pero, sin guillarme de Nostradamus, me atrevo a predecir el final de este día penoso.

El sollozo profundo se transformará en carcajada espectacular. La Vía Haciendis, adornada con banderines y salpicada con manteca de bacalaítos, se convertirá en una fiesta patronal, animada por el barullo insoportable de locutores de mucho galillo y poco seso.

El helicóptero de la tele sobrevolará el espacio aéreo, igualito que en los operativos de drogas. Nenes y nenas de la universidad provocarán un sabroso tapón, mientras reparten analgésicos y merienditas que nadie despreciará.

Entre bocinazos y retumbos reguetoneros, haremos la tradicional fila de última hora. Y, frente al exagerado despliegue de cámaras, llamaremos a mami por el celular para que nos vea echar el sobre maldito en el candungo cruel.

Oh boricuas, que nos lloramos y nos cantamos…